Como una tarde de invierno en pleno agosto, como si volviera
a estar en un tiempo muerto, en reserva, en un estado en el que no sabes hacia
donde ir y la verdad es que tampoco tienes fuerzas para tomar decisiones. Estas
porque tienes que estar y ese es tu deber, no puedes decepcionar a nadie,
respiras porque tienes que respirar pero realmente no vives. No puedes
perdonarte y no puedes ser feliz, pero realmente tampoco quieres. No es lo que
necesitas, ni lo que esperabas. Estas quieta, ahora ni avanzas ni retrocedes,
simplemente observas donde estas, como has llegado aquí y porque tienes una
presión constante en el pecho que no te deja respirar tranquila. Tu que siempre
le has tendido una mano a todos y que siempre te has preocupado, sientes como
todos a tu alrededor esperan algo de ti, y como todos terminan utilizándote.
Nadie te quiere incondicionalmente, a todos los puedes decepcionar y es muy
cansado vivir así con esa responsabilidad. Hasta que llega el día en el que a
la que decepcionas es a ti misma y cuando eso ocurre no hay marcha atrás. Como
has podido malgastar tanto tiempo y tantos sentimientos para nada y hoy tienes
que volver a hacerte un nudo en el estomago y pagar por cada lagrima que has
derramado innecesariamente. Eres joven, si, pero no vives como una joven. No se
como lo has hecho pero a todo le has puesto nombre y fecha de caducidad y
después de 4 años estas igual o incluso mas perdida que al principio. Cuando
dejaste de quererte y empezaste a importarte tan poco a ti misma. Tu autoestima
poco a poco te ha consumido, eres un bulto mas en este mundo que esta por estar
y eso es muy triste. Tienes que volver a empezar, porque no te queda otra. Otro
amor que tienes que olvidar por obligación, otra decepción mas y tu mientras esperando a que venga
alguien a sacarte de este pozo al que tu misma te has lanzado.
Cuando estés apunto de abandonar, aunque solo sea por curiosidad, da un paso mas.
sábado, 31 de agosto de 2013
Reemplázame, vamos no es nada difícil hacerlo, todos lo
hacen, personas como yo no escasean. Como yo hay muchas, pero que te quieran
como yo ninguna. Soy una bala perdida, indecisa y acomplejada. Me quejo hasta
de mi sombra, porque no es lo suficiente oscura. Intento ser segura y lo suelo
ser con todos, pero tu haces que me tiemble hasta el ultimo recoveco de mi
cuerpo y me desarmas, me vuelvo una idiota, no se que hacer ni que decir. En
pocas palabras me haces sentirme repugnante, sacas mis errores a la luz. Y no se
si es que no te das cuenta o que no te importa, pero a cada momento pienso en
ti, en como estarás y con quien. Soy una esclava de tu sonrisa, de tus ojos, de
tu misterio, una esclava que se arrastra por saber como eres, que sientes, que
cara tienes al despertar y sobretodo que se muere por descubrir de cuantas
maneras te podría hacer feliz.
Demasiadas emociones, para tan poco espacio.
Demasiado tiempo intentando existir en este mundo, sin
querer destacar, demasiado escondido para tanto sentimiento derrochado. Por eso
creo que ya esta bien, ya es suficiente, ni un paso en vano más, ni un suspiro
entristecedor más, ni una lagrima más, ni un nudo en la garganta. No seamos tan
fáciles, no desbordemos todo el corazón en una mirada. No seamos ingenuos,
ponernos una barrera en el corazón para que nadie pase y el que lo haga que
coja cita con antelación. Que ya no nos venden mas parches y yo no se hacer mas
remaches a este cúmulo de emociones. Que olvidemos aunque nos cueste y que nos
obliguemos a olvidar. Porque a veces dejo que mi cabeza descanse y se me olvida
olvidarte. Me quito la coraza en la intimidad de mi habitación y ahí creo que
es donde más golpes me llevo. Me convierto en mi peor enemiga, la que me dice
las verdades que tanto me duelen escuchar. Ahí me doy cuenta de lo poco que me
importo y se me acumulan los motivos para dejarte ir pero siempre encuentro escusas
para no irme yo. Y aveces me entran ganas de rogarte que me dejes quedarme aquí,
a tu lado, pero entonces recuerdo que tu no me extrañas.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)