Como una tarde de invierno en pleno agosto, como si volviera
a estar en un tiempo muerto, en reserva, en un estado en el que no sabes hacia
donde ir y la verdad es que tampoco tienes fuerzas para tomar decisiones. Estas
porque tienes que estar y ese es tu deber, no puedes decepcionar a nadie,
respiras porque tienes que respirar pero realmente no vives. No puedes
perdonarte y no puedes ser feliz, pero realmente tampoco quieres. No es lo que
necesitas, ni lo que esperabas. Estas quieta, ahora ni avanzas ni retrocedes,
simplemente observas donde estas, como has llegado aquí y porque tienes una
presión constante en el pecho que no te deja respirar tranquila. Tu que siempre
le has tendido una mano a todos y que siempre te has preocupado, sientes como
todos a tu alrededor esperan algo de ti, y como todos terminan utilizándote.
Nadie te quiere incondicionalmente, a todos los puedes decepcionar y es muy
cansado vivir así con esa responsabilidad. Hasta que llega el día en el que a
la que decepcionas es a ti misma y cuando eso ocurre no hay marcha atrás. Como
has podido malgastar tanto tiempo y tantos sentimientos para nada y hoy tienes
que volver a hacerte un nudo en el estomago y pagar por cada lagrima que has
derramado innecesariamente. Eres joven, si, pero no vives como una joven. No se
como lo has hecho pero a todo le has puesto nombre y fecha de caducidad y
después de 4 años estas igual o incluso mas perdida que al principio. Cuando
dejaste de quererte y empezaste a importarte tan poco a ti misma. Tu autoestima
poco a poco te ha consumido, eres un bulto mas en este mundo que esta por estar
y eso es muy triste. Tienes que volver a empezar, porque no te queda otra. Otro
amor que tienes que olvidar por obligación, otra decepción mas y tu mientras esperando a que venga
alguien a sacarte de este pozo al que tu misma te has lanzado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario